LA IMPACIENCIA

Si, lo reconozco, SOY IMPACIENTE. No se trata de que vaya por ahí metiendo prisa a la gente, pero no me gusta tardar una semana en hacer algo cuando en realidad poniendome manos a la obra puedo tardar un dia o dos como mucho. Pués resulta que mi pareja es todo lo contrario, puede tardar años en hacer lo que como mucho se tarda un mes o dos. Siempre ha sido así, he tenido que ir empujándolo. Cuando eres impaciente tienes dos opciones, o hacerlo todo tú (es muy fácil caer ahí) o delegar e intentar llevar el ritmo de la otra persona. La cosa es complicada, porque si hago las cosas sola, gasto mucha energía, porque lo que hago lo hago mosqueada porque el otro no colabora, y si dejo de hacer cosas para que él las haga, me enfado porque su ritmo es demasiado lento para mí. Por lo que he llegado a la conclusión de que vivir en pareja es vivir enfadada. Si me enfado con él, después pienso que no soy tolerante y no respeto sus ritmos y si no me enfado pienso que no es bueno callarse las cosas cuando no me gusta algo de su comportamiento.
En fin, hoy os estoy calentando bien la cabeza, pero es que esto de ser impaciente es un problema cada dia más importante en mi relación de pareja. No me gusta dejar las cosas para mañana cuando puedo hacerlas hoy, mañana ya descansaré.
Menos mal que tengo siempre a mano las flores de Bach, que me aportan tranquilidad.